Rosalía tiene el arte de la recomendación y la notoriedad, sobre todo en lo que a literatura se refiere. La intérprete catalana aprovecha el (escaso) tiempo libre que atesora entre ensayos y compromisos musicales para abrir las puertas de los universos ajenos y lejanos que se esconden en las páginas de las novelas. Los libros no sólo han sido cultura y pasatiempo para la artista de Motomami, también inspiración directa en sus composiciones.
No en vano, El Mal Querer, el disco que la hizo pasar de promesa a estrella en nuestro país, bebe de la novela Flamenca (El Roman de Flamenca en español): una obra de autor desconocido publicada hace siete siglos en la que se analiza la metamorfosis del amor, desde los momentos celestiales hasta la caída a los infiernos por los celos del marido de la protagonista de la obra. Su historia es revolucionaria, y de ahí que Rosalía sintiera atracción por ella, porque pone a la mujer en igualdad de condiciones con respecto al hombre y habla de un renacimiento en clave femenina.
Rosalía bebió de Flamenca y trasladó la lectura a su experiencia personal tras su ruptura con C. Tangana para componer uno de los mejores discos de la música española: un tratado emotivo en el que la cantante pasaba por todas las etapas de una ruptura. Desde entonces, la biblioteca de la catalana esconde algo más que una simple recomendación, es una puerta abierta a su mundo interior.
Tras Flamenca, la artista ha aparecido en sus redes sociales con otras novelas, como en el caso de En la tierra somos fugazmente grandiosos (Editorial Anagrama, 2019), la obra de Ocean Vuong, poeta vietnamita-estadounidense, en la que un joven homosexual e inmigrante que le envía una larga carta a su analfabeta madre. En verano, el Instagram de la catalana volvió a mutar en librería al recomendar Agua y jabón (Editorial Anagrama, 2022), la obra de Marta D. Riezu con un singular y original enfoque.